Mileo Mykonos: Un refugio romántico con vistas inigualables al mar Egeo

Anet Mlcakova
19 jul
2 Min. de lectura

Queridos lectores, ya sabéis cuánto me gusta la isla de Mykonos. Cada año intento volver porque tiene algo especial que siempre me hace sentir feliz y llena de vida. Pero esta vez, nos hemos superado. Elegimos alojarnos en uno de los hoteles boutique más exclusivos de la isla: Mileo Mykonos. Y puedo decirlo sin dudar: fue una de las experiencias más románticas y relajantes que he vivido en Grecia.

Desde que llegas, todo transmite calma y belleza. El personal te recibe con una bebida fresca y una sonrisa, y ya notas que este lugar cuida cada detalle. El diseño es minimalista y natural, con colores suaves, materiales orgánicos y un ambiente muy tranquilo. Las suites son pocas, lo que mantiene la sensación de privacidad y exclusividad.

A Room Like No Other

Nuestra habitación tenía una terraza privada con piscina y una vista al mar increíble. Cada mañana nos despertábamos con el sol entrando suavemente por la ventana y el azul del mar frente a nosotros. Algunas veces desayunábamos en la terraza, otras en el restaurante del hotel, que merece una mención aparte.

El restaurante de Mileo es pequeño, elegante y con vistas panorámicas. Los platos están cuidados al máximo y todo está delicioso. El pescado a la parrilla con limón y aceite de oliva fue uno de mis favoritos. El desayuno es variado y se sirve a la carta, con opciones como pancakes esponjosos con sirope de arce, tostadas de aguacate con huevo poché y yogur griego con miel y nueces.

Una mañana nos regalamos uno de los momentos más bonitos del viaje: la floating breakfast en nuestra piscina privada. Una bandeja en forma de corazón, llena de frutas frescas, croissants calientes, zumos naturales y café. Flotar en el agua mientras desayunábamos con esa vista fue simplemente mágico. Uno de esos recuerdos que te acompañan toda la vida.

La piscina principal es maravillosa, tipo infinity pool, con vistas a la bahía de Kalo Livadi. Pasamos horas allí, entre baños, siestas y lecturas. También fuimos al spa subterráneo, donde nos hicimos un masaje en pareja, rodeados de piedra, luces tenues y una calma absoluta.

Mileo está muy cerca de la playa de Kalo Livadi, a la que se puede ir caminando. Y en menos de 20 minutos llegas a Mykonos Town con quad o scooter. Nosotros pasamos una tarde entre sus callejones blancos, los molinos, y viendo la puesta de sol en Little Venice. Pero lo que más deseábamos era volver a nuestro rincón de paz.

Mileo Mykonos no es solo un hotel: es un lugar donde te reconectas con lo que realmente importa. Amor, tranquilidad y pequeños momentos inolvidables.